domingo, 17 de abril de 2016

REFLEXIONES Y CONSIDERACIONES SOBRE LOS PRINCIPIOS DE LA EDUCACIÓN PARA EL SIGLO XXI

Magister Ivette Eliana Alvarez Moscoso
Consultora educativa y Académica Estudios en la Universidad de Concepción –Chile Graduada en la Universidad de Panamá

El informe titulado “La educación encierra un tesoro” habla de los 5  pilares del aprendizaje y la educación a lo largo de la vida: aprender  a aprender, aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser, aprender a convivir. Además de estos principios del siglo XXI, surgen otros conceptos, tales como, desaprender y reaprender que deben formar parte de la educación integral. Estos conceptos están relacionados con la actitud del que aprende, por lo tanto, he aquí, una idea general de lo que cada concepto implica y significa. (Delors,1997 En: Tünnermann,1998).

APRENDER A  APRENDER

 Realmente, Aprender a Aprender es un concepto que está en boga, las primeras inquietudes que surgieron al respecto fue que, si se puede aprender a aprender y si los profesores  podrían enseñar a aprender. De las investigaciones realizadas al respecto, se concluyó que sí, se puede aprender a aprender, en realidad, es un proceso continuo, se aprende a fijar la atención, a prever y a establecer hipótesis, a dominar algo mediante una repetición, práctica  y otros.

Aprender a aprender es una idea que fue citada por Rousseau, quien aspiraba a desarrollar actitudes y métodos de aprendizaje separadas de la enseñanza formal, antes de la adquisición de conocimientos. En cambio los actuales teóricos parten de la premisa de que aprender a aprender es una capacidad que debe desarrollarse simultáneamente con la experiencia de aprendizaje, así, la enseñanza de las habilidades para el estudio deben ser parte del currículo, con el fin de que los estudiantes aprendan a buscar información cuando la necesita y de independizarse progresivamente de los profesores.

El concepto  Aprender a Aprender insta al individuo a ejercitar su potencial cognoscitivo, como la facultad intrínsecamente humana de utilizar su memoria asociativa, a lo largo de toda su vida mediante un aprendizaje permanente.

“Aprender a aprender depende del desarrollo de un séptimo sentido, es desarrollar la metacognición  que es la conciencia que adquiere  el estudiante, de sus propios procesos mentales Nisbet y Schucksmith (1992).  Se trata de buscar los caminos para planificar, examinar sus propias realizaciones, identificar las causas de las dificultades, verificar, evaluar, revisar y ensayar para lograr un aprendizaje significativo que le permita resolver problemas de la vida escolar y cotidiana. Así, “volver conscientes los procesos de aprendizaje, es el modo de Aprender a Aprender” Rey (1993).Pero, el docente debe acompañar al estudiante en este  proceso con metodologías adecuadas con el  fin de evaluarlo permanentemente.

Frida Díaz Barriga plantea que: Aprender a Aprender, implica la capacidad de reflexionar en la forma en que se aprende y actuar en consecuencia, autorregulando el propio proceso de aprendizaje mediante estrategias flexibles y apropiadas.

 Este concepto  data de mucho tiempo, pero en la década del 90 adquiere relevancia con la variante de que este proceso debe darse en el contexto del proceso de enseñanza aprendizaje, en el aula y fuera de ella. Ante esta información, nos surge la pregunta: Pudimos los docentes asimilar, entender y comprender este concepto para poder llevarlo a la práctica áulica? O se quedó en el olvido como una simple oleada de moda? Creemos que no se logró asimilarlo, aprenderlo, practicarlo, ni menos llevarlo a la práctica áulica.

APRENDER A HACER

Siguiendo con los pilares de la educación del siglo XXI, el concepto Aprender a Hacer, se encuentra estrechamente vinculado con la formación profesional del educador, cuya base está en responder la siguiente pregunta, ¿Cómo enseñar al educando a poner en prácticas sus conocimientos? De acuerdo a Avolio de Cols (1979), el saber procedimental es de tipo práctico, porque está basado en la realización de varias acciones y es en este punto, donde la Metodología del Estudio centrada en Métodos Técnicas y Estrategias, entra a jugar un papel importante en el aprendizaje significativo del estudiante.

Es importante señalar que los procedimientos (habilidades y destrezas) pueden ser definidos como un conjunto de acciones ordenadas dirigidas hacia la consecución de una meta determinada. El aprendizaje de los procedimientos, o el desarrollo de la competencia procedimental, en términos generales, es un proceso gradual en el que deben considerarse las dimensiones desde los momentos iniciales de aprendizaje hasta los finales del mismo.

Nos preguntamos:

¿Estamos enseñando a nuestros estudiantes a poner en práctica en la vida diaria lo que aprende?

¿Las metodologías utilizadas en el aula realmente son las adecuadas para lograr el objetivo de “Aprender a Hacer?

APRENDER A SER

Aprender a ser, se relaciona con los contenidos actitudinales del currículo y con la competencia de las actitudes. Las actitudes son constructos que median nuestras acciones y que se encuentran compuestas de tres elementos básicos: un componente cognitivo, un componente afectivo y un componente conductual.

El aprendizaje de actitudes es un proceso lento y gradual, donde influyen distintos factores, tales como: las experiencias personales previas, las actitudes de otras personas significativas, la información y experiencias novedosas y el contexto sociocultural (instituciones, los medios, y las representaciones colectivas).

Para cumplir con este principio también debemos utilizar metodologías adecuadas en el aula que permitan a los estudiantes practicar el “Aprender a Ser”.

Aprender a ser es lograr un desarrollo óptimo de la personalidad de tal manera que, sitúe al individuo en condiciones de obrar con creciente capacidad, autonomía de juicio y responsabilidad personal frente a la vida.

 En el ámbito escolar esto se logra transformando el espacio áulico en una micro sociedad en donde el estudiante a través de sus experiencias activas en el proceso de enseñanza y aprendizaje, vaya aprendiendo los valores comportamientos y actitudes positivos que requiere la sociedad.

Nos preguntamos:

¿ Podrá “Aprender a Ser” un estudiante que permanece pasivo en el salón de clases. Sin oportunidad de participación activa?

¿Podrá “ Aprender a Ser” un estudiante que no tiene la oportunidad de expresar sus propias ideas y donde la última palabra la tiene el docente?

Podrá “Aprender a Ser” un estudiante el cual no tiene la oportunidad de trabajar en grupo en el salón de clases? Al que se le imponen metodologías de enseñanza que no le permiten aprender nuevos valores y a practicarlos en el ámbito de esta micro sociedad?

APRENDER A CONVIVIR

Aprender a convivir va muy ligada al "Aprender a Ser", es aprender a vivir en armonía, desarrollando la comprensión del otro, la percepción de las formas de interdependencia, realizando proyectos en común y preparándose para tratar los conflictos, respetando los valores de pluralismo, comprensión y mutua paz. En este principio se enfatiza el concepto de diálogo, como mediador e instrumento privilegiado para llevar adelante diferentes argumentos.

En el ámbito escolar, este principio también se practica trabajando en grupo, resolviendo problemas de la vida escolar, siendo incluso partícipe de la organización pedagógica, en lo que se refiere a las sugerencias de actividades para el logro de los aprendizajes.

Aprender a vivir Juntos, es aprender a vivir con los demás; la educación tiene la misión de enseñar la diversidad humana y contribuir a una toma de conciencia de las semejanzas y la interdependencia entre todos los seres humanos. No importa la raza, la nacionalidad, la preferencia política e ideológica, etc. todos podemos vivir juntos si aprendemos a hacerlo.

El entorno educativo y el salón de clases constituye una verdadera  micro sociedad en donde el estudiante debe aprender y practicar las normas de urbanidad y valores que son la base futura como ciudadano.


APRENDER A  DESAPRENDER

La explosión de la información a nivel mundial, ha traído consigo nuevos esquemas de organización que vienen acompañados de nuevas necesidades de conocimiento. Este conocimiento implica hacer las cosas de manera totalmente distinta o contraria a como se hacían anteriormente en forma habitual. En este caso es necesario aprender a desaprender primero, antes de pasar a aprender nuevos paradigmas.

Desaprender es la actitud que trata de deshacerse de todo aquello que impide el desarrollo y evolución personal, por medio del aprendizaje. Es un proceso de constante de decodificación, descrédito y desconocimiento de patrones establecidos.

Los educadores somos los primeros quienes debemos tratar de comprender, entender y practicar este concepto, pues es imposible enseñar como se hacía antes o aprender como lo hacían nuestros abuelos. Es un mundo diferente, de constantes y vertiginosos cambios, Es un mundo donde la información está en diferentes medios y la tecnología crece en forma exponencial. Entonces debemos desaprender el método de las clases rígidas, estáticas, mecánica, memorísticas  e impositivas.

APRENDER A REAPRENDER

Este proceso tiene su base en la capacidad de asombrarse y emocionarse ante la novedad, y de valorar el nuevo aprendizaje, como necesario, para saber dar respuestas en el contexto en que se desenvuelve la persona. Implica percibir la necesidad de apropiarse de nuevos aprendizajes poniendo en juego la motivación y las expectativas del sujeto.

En el proceso de aprender a re-aprender adquiere relevancia la dimensión personal del sujeto, el auto concepto, la dimensión de auto conocimiento, autoestima  y auto realización. En este sentido cobra relevancia la frase célebre “Los analfabetas del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no puedan aprender a desaprender y a reaprender”  De Herbert Gerjuoy En: El Shock del Futuro de Alvin Toffler (1995).

Según Alvin Toffler, el éxito en el siglo XXI, depende de la capacidad para desarrollar habilidades y conocimientos que le permitan al individuo interactuar con la velocidad del cambio, la complejidad y la incertidumbre del mundo actual.

Ante estos grandes retos, el docente tiene dos únicas alternativas: escudarse en el lesseferismo, dejando pasar la ola de los cambios, permitiendo que otros lo hagan, o lo que es un deber, hacerse cargo de la nueva situación que se le presenta e intentar influir en el futuro de la educación de calidad.

Estos principios educativos, al formar parte del currículo, contribuyen a formar un individuo integral: autónomo, reflexivo, pro-activo, responsable de su propio aprendizaje, constructor de conocimiento y capaz de solucionar en forma óptima los retos que le plantea la vida.

Finalmente, estos principios educativos se quedan en lo abstracto, en una aceptación teórica de conocimientos con mucha dificultad para llevarlos a la práctica pedagógica, de tal manera que, adquiere relevancia el hecho de que el estudiante se enfrente a actividades de aprendizaje que le ayuden a poner en juego el razonamiento, la creatividad, solución de problemas, el hacer conexiones y transferencias efectivas de comunicación y colaboración. Por otra parte, también el docente debe entrenarse en el planeamiento de contenidos procedimentales y actitudinales, pues lo tradicional, es el dominio de la parte conceptual del proceso de enseñanza aprendizaje.



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